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Los veterinarios y veterinarias de Huelva ya ‘se encuentran representados’ en la Basílica de San Francisco de Asís (Italia), patrón de la profesión 

23 octubre, 2024

Se entregó la metopa del Colegio en una solemne recepción previa a la canonización de San Nicolás María Alberca

El Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Huelva y todos los profesionales de la veterinaria de la provincia ya se encuentran representados en la Basílica de San Francisco de Asís (Italia), templo del patrón de los veterinarios y veterinarias.

Desde el pasado 20 de octubre, se cuenta en dicho lugar sagrado para los católicos, con el recuerdo de la profesión veterinaria de Huelva y de su ilustre Colegio, representado en la metopa que concedimos al santo franciscano y mártir, San Nicolás María Alberca, que recibió la Distinción de Honor del colegio en nuestro acto anual del día de San Francisco de Asís de 2024.

Se vivió un momento muy especial por parte de la delegación de familiares descendientes y representantes de los colegios de Córdoba – provincia del santo nacido en Aguilar de la Frontera- y de Huelva, donde ejercen algunos de sus descendientes.

Como señaló su sobrino nieto Nicolás Alberca al recoger esa distinción de honor “todos los onubenses están ya representados en este templo tan importante para los cristianos y que tiene una gran connotación para la profesión, pues mi tío abuelo, antes de morir como mártir en Damasco, era ganadero y agricultor”.

Por esta serie de “concurrencias singulares, desde el Colegio de Veterinarios (Colvet) de Huelva “no dudamos en concederle esta distinción a un andaluz que de la Orden de San Francisco de Asís que, además de ser agricultor antes de religioso, y es antepasado de un colegiado nuestro”, destacó el presidente del Colegio Fidel Astudillo, en el acto institucional de este año.

Según se explica en la web de la orden franciscana en Italia, la canonización de los mártires de Damasco ha representado para ellos “una solemne ocasión de celebración para toda la orden franciscana, pero también un importante momento de reflexión para toda la Iglesia, que sigue viviendo en muchas partes del mundo en contextos de persecución y opresión”, señalan.

Los mártires de Damasco fueron, de hecho, misioneros franciscanos cuya historia “recuerda la importancia de la misión y del anuncio del Evangelio, incluso en zonas difíciles y peligrosas”.

Por esta razón, y ante la inminente canonización de los mártires de Damasco (ocho frailes franciscanos y tres laicos maronitas) que fueron proclamados santos el domingo 20 de octubre en la plaza de San Pedro, el 19 de octubre una numerosa delegación de peregrinos procedentes de Córdoba, la diócesis española de los más jóvenes de los mártires, Nicolás María Alberca, llegó hasta la Porciúncula, para rendir homenaje a la comunidad franciscana antes de llegar a Roma.

Los fieles de la Diócesis de Córdoba, encabezados por Manuel Montilla, director de la Secretaría de Peregrinaciones de Córdoba, y Nicolás Alberca Castro, bisnieto del Beato Nicolás María Alberca Torres de Castro, participaron de la Eucaristía en la Cripta de la Basílica. Al final de la celebración, la delegación quiso ofrecer al Custodio la medalla de honor, entregada por el bisnieto del beato mártir franciscano, en representación del Colegio de Huelva.

La Provincia Seráfica de San Francisco de Umbría, que incluye también la Custodia dependiente de los Frailes Menores de Cerdeña, es una de las más de cien entidades de la Orden de los Frailes Menores repartidas por todo el mundo. El origen particular de esta Provincia, así como el de toda la Orden de los Frailes Menores, se encuentra en los inicios de la fraternidad del Poverello d’Assisi que se desarrolló principalmente alrededor de los Santuarios de San Damián y de la Porciúncula.

Tal y como reza en el sitio web de dicha Orden cristiana, el martirio de Nicolás Alberca junto a sus hermanos se produce en el contexto de la persecución contra los cristianos por parte de los drusos chiítas, que el 9 de julio de 1860 invadieron el barrio cristiano de Damasco y se entregaron a todo tipo de violencia. Esa misma noche, los alborotadores ingresaron al convento franciscano de San Paolo, donde se hospedaba Nicolás. De los actos de martirio aprendemos que “los franciscanos y todos los presentes en el convento se reunieron en la iglesia para orar, confesar y recibir la Eucaristía, para encontrar en ella la fuerza para afrontar la prueba, antes de ser masacrados”.

Nicolás Alberca fue el mártir más joven del grupo de Damasco, pues tenía solamente veintinueve años. Nació en 1830 en Aguilar de la Frontera (Córdoba) y ya era religioso de los Hermanos del hospital Jesús Nazareno de Córdoba cuando fue acogido entre los Frailes Menores en 1856. Ordenado sacerdote en 1858, al año siguiente, se le envió una petición para la misión en Tierra Santa, adonde llegó en 1859 con el Barcino: un vapor que también pasó a llamarse “conducta de los mártires” porque llevó a Nicolás a Jaffa junto a Nicanor Ascanio, Pedro Soler Méndez y Juan Jacob Fernández, otros tres futuros mártires.

 Después de las experiencias vividas en el Santo Sepulcro, en el Monte Calvario, en Belén, en Ain Karem y en el Monte de los Olivos, fue trasladado a Damasco para aprender árabe: su martirio se produjo en el momento en que se dedicaba al estudio y conocimiento de los usos y costumbres locales.